Friday, October 19, 2007

DESENCUENTRO

Él -desde su posición acomodada- lo envidiaba: se contaba que por su cama habían pasado muchas mujeres; era ese tipo de hombre que les gusta, alegre, desenvuelto, inocente incluso. En cambio él había dedicado su juventud al estudio, y no había tenido tiempo para el amor. Lo envidiaba.
No sabía que el otro sentía como si hubiera perdido su vida. Que hoy era una vieja gloria sin futuro. Que, mirando atrás, no le encontraba sentido a tantos años perdidos en trasnoches y farras y alegrías. Que mantenía el tipo y la actitud, porque un Don Juan no puede jubilarse.
Ambos se sentían extraños juntos, tan distintos. Pero ambos pensaban que podrían ser amigos.

Monday, October 01, 2007

LOS GOZOS DEL ALMA


Hay gozos del alma, como hay gozos del cuerpo.
La experiencia del gozo espiritual es tan real como la del goce corporal.
"He aprendido a disfrutar más de los pequeños destellos de placer del espíritu que de los más pequeños aún de la carne". Así se expresa la teóloga Karen Armstrong, en una entrevista en "La Contra", de la Vanguardia. Al leer esto suena raro. Como si no tuviera que ver eso con la religión. Porque a los de nuestra edad nos han enseñado una fe (y una vida) seca, austera, una fe del sufrimiento y del empeño contra la injusticia. Una vida sin gozo. Pero también el gozo es de Dios.

"Leer esos textos sagrados es como leer poesía: no se trata de racionalizarla, sino de sentirla. No se pueden explicar, porque explican lo inexplicable. Por eso, cuando una Iglesia reduce la religión a una serie de normas sin experiencia ni goce la mata. La auténtica fe es como la poesía: no se piensa, se siente".

Necesitamos recuperar la paz del gozo y la poesía de lo divino, para alimentar el alma.