Friday, May 23, 2008

EL AMOR AL TRABAJO

Según dijo alguien, la pretensión de que en el trabajo haya uno de "realizarse", es un invento de la modernidad. El trabajo nunca tuvo ese elemento lúdico o gozoso en su concepto. Era simplemente una necesidad: el que no trabaje, que no coma. El ocio no se confundía con el negocio, y trabajar era, si no un castigo bíblico, sí una considerable "putada". Aquí cada uno intentaba trabajar lo menos posible. Cumplir... y basta. Justificarse, que dicen los taurinos. Es decir, justificar el sobre a fin de mes. Pero lo que es ser feliz trabajando...a eso no aspiraba nadie, porque de eso no se trataba.
Lo que sucede ahora es que se supone que sí, que se trata de eso. Se cree que una persona tiene derecho a trabajar en aquello que le guste. Que el trabajo es un medio para desarrollar tu personalidad, tu creatividad, tus dotes personales...Y a los niños se les pregunta ¿qué quieres ser de mayor? ¿qué te gustaría? El objetivo es trabajar en algo que te guste, por que ¡cómo vas a pasar más de ocho horas diarias haciendo algo que no te gusta! Serías un desgraciado.
Y como la gente -en general- hace algo que no le gusta, o al menos no le apasiona...pues se siente un desgraciado y mira con envidia a aquellos que al parecer "se apasionan" por su trabajo, y acaban siendo los mejores, los que más horas echan y los que más ganan. Ese es el engaño que han conseguido vendernos los economistas de la productividad: porque -esa es otra- la productividad no tiene que ver con las prisas, con la celeridad, con los horarios flexibles, con la disponibilidad...lo hecho mal, acaba mal hecho.
¿Cómo salvar a esas personas que creen que se equivocaron de oficio o de profesión? ¿Cómo dar ánimos a aquellos que ven en el Viernes una liberación (San Viernes) o que esperan avergonzados a que den las dos o a que llegue un puente? No son seres anormales. Al revés, representan la inmensa mayoría de los trabajadores...sinceros. El trabajo es trabajo. La profesionalidad está no en relación con el disfrute sino con la capacidad de esfuerzo y dedicación.
Ahora bien ¿por qué trabaja uno más de lo necesario? La ambición económica (más allá de las necesidades de subsistencia, el nivel de vida, de consumo), la ambición social (el reconocimiento, el prestigio, las relaciones)...La calidad de vida va por otro lado. Porque si uno no es feliz en el trabajo ¿cómo buscar en él la felicidad? Y si el trabajo es un medio ¿cómo convertirlo en un fin? Si no te gusta tu trabajo, si te cuesta...es lógico. Pura lógica.
Trabajar es jodido. Premisa primera.
El trabajo no se ha hecho para ser feliz en él. Premisa segunda.
Uno tiene derecho y deber de ser feliz y darse tiempo para ello. Premisa tercera.
Hay que limitar el trabajo. Premisa cuarta.
Para ello, hay que renunciar a ambicionar más trabajo. Premisa quinta.
Hay que trabajar para vivir, pero no desvivirse en el trabajo. Conclusión.