Thursday, September 27, 2007

LA VERDAD

Minutos amargos. El amor no es lo que esperabas. En el amor, para tí, no tiene cabida el insulto, el grito. Te pide perdón, pero la verdad no se puede perdonar: se calla, se reconoce, a veces te aplasta. Tu verdad, que -lanzada contra la cara- es una negación. El amor, para tí, ama allí donde encuentra la verdad del otro. Pero así es como tú crees amar. Seguramente no amas así en realidad. Y si amases así ¿qué? Cada uno ama como es. Y el otro es diferente. Ama de otra manera. Una manera en la que -a veces- aparece el grito, y aparece la ofensa. Y nunca eres amado como amas, como tú sientes el amor.

Thursday, September 06, 2007

DUDA SABIA

Dos frases leídas estos días insisten en una misma idea:

Primera: "La duda siempre la encontramos en los sabios y nunca en los fundamentalistas".
Son palabras de un premio Nobel. Es cierto: en los fundamentalistas encontramos terribles certezas, verdades absolutas. Todo tiene sentido para ellos (pero sólo para ellos). Lo que no encontramos es ni sentido del humor, ni la más mínima duda.

Segunda: "Los más tontos son los que siempre lo saben todo". Lo ha dicho Julia Otero, refiriéndose a los tertulianos de la radio. Pero es aplicable a todos los que "no tienen la menor duda" cuando hablan (y nunca se callan). Creen saber: la ignorancia es atrevida. Porque, en la mayor parte de los casos, nada es lo que parece. Como en las obras de Dalí.

Todo tiene al menos dos puntos de vista. Al menos, porque en realidad hay una metapintura en toda pintura. Y una metarrealidad en toda realidad.

Dudar no es sólo una etapa inicial e imprescindible del conocimiento, sino que quizás sea la meta de toda sabiduría.

Es mejor la duda que la seguiridad. La seguridad congela, es de piedra. La duda es alegre y cálida. Las verdades absolutas son tan pesadas como ligera y grácil es la duda. La duda se divierte y nos divierte, como los cuadros de Dalí. En la duda puede uno vivir confortablemente (con amplitud). Las seguridades nos estrechan la vida. Dudando podemos permitirnos admitir que el otro tenga parte de razón. Y así convivir mejor e intercambiar nuestras dudas.