Tuesday, March 31, 2009

CHIPICHAPAS



De pequeño, cuando ibamos al río, me enseñaron a hacer chipichapas. Aprendí a lanzar las piedras planas contra el agua, de forma que rebotasen una vez, y otra, saliendo despedidas a lo lejos. Luego, durante esos años que tan pronto pasan de la infancia de nuestros hijos, las piedras, elegirlas, lanzarlas...fue una distracción compartida con mi hija.

En este blog sobre la crisis, en el que me doy (y doy a quien lo lea) razones para perseverar en el esfuerzo contra el desánimo, creo que hoy quería hablar de la humildad. Y se me ocurrió esto de la piedra. La humildad gana siempre. La humildad está en el camino del éxito, porque el éxito nos lo dan lo demás. Son los demás los que nos hacen grandes, cuando nosotros nos empeñamos en ser pequeños. Y esa pequeña piedra, dejándose ir por la inercia del viaje, bota y rebota, crea una huella que se extiende, a traves de ondas sucesivas, hasta abarcar toda la superficie del río. Todo lo cambia con tocar en tres o cuatro puntos. Luego la onda se encarga de transmitir ese impacto. Hay en el agua un efecto multiplicador, comunicador, transmisor. El boca a boca tiene el mismo efecto: bastan dos o tres personas impactadas para que su impresión se transmita. Humildad: no somos nosotros los que conseguimos esto, sino aquellos a los que dejamos el buen sabor de lo bien hecho.

1 Comments:

Blogger haijin said...

Es asombroso su comentario, como si se tratara de un desarrollo semi emotivo semi racional de un haiku. La síntesis del haiku tiene su contrapartida en esta exposición que usted hace tan cálidamente.

Un guijarro, y más si es totalmente plano, es una imagen ancestral y clarísima de la humildad misma. Los elementos físicos siempre han impresionado y ejemplarizado al ser humano.

Un canto rodado, moldeado por los golpes de la naturaleza, erosionado, convertido en una forma irregular y cuyo número es infinito, es toda una metáfora de la existencia.

Las conclusiones a las que usted llega sobre los efectos prácticos de la piedra plana golpando las aguas calmas o ágiles son muy hermosas. Tal vez todos los padres deberían probar con sus hijos, en plena infancia de estos, el sano ejercicio no sólo práctico, sino también ejemplar, moral incluso, que conlleva. Tal vez de un chipichapa bien fomentado puedan dependar actitudes éticas y pragmáticas para la nuevas generaciones.

Me anoto su blog.

Haijin.

2:54 AM  

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