Friday, February 20, 2009

OTRO TIEMPO



Eran tiempos en que un hombre podía trabajar para otro durante seis años para conseguir casarse con su hija, e incluso, cuando llegaba el día, aceptaba trabajar todavía seis años más para que finalmente la hija se fuera con él.
Eran tiempos de largos empeños, empeños de años. Eran años en que una singladura en barco suponía muchos meses de viaje hasta llegar al destino, uno se iba de su casa y no regresaba en mucho tiempo, o quizás ya nunca. Eran otros tiempos, tiempos en que todo tenía tiempo suyo para madurar. Todo pedía una espera. Nada era inmediato y no se ambicionaba como hoy ser inmediatamente feliz. Todo llevaba un tiempo. La paciencia no era una virtud sino una costumbre: todo llegaría. Y nadie se desesperaba. Eran tiempos en que el hombre podía trabajar media vida para conseguir su propia familia, su propio hogar. Eran tiempos primitivos, en los que uno estaba en paz con el tiempo y con la vida.

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