Monday, July 27, 2009

DESCANSADO EN EL TRABAJO

En San Francisco, junto al Golden Gate, se expone una sección del cable de acero utilizado para su sustentación. Es impresionante: su interior está formado por miles y miles de cables más pequeños unidos.
El trabajo también consiste en miles y miles de pequeños actos poco importantes, repetitivos, incluso aburridos. El tiempo aporta facilidad y muchas veces, siente uno que no hace nada en su despacho. Pero lo grande es siempre la suma de lo pequeño y el esfuerzo es estar ahí, dando coherencia y sentido, aportando valor a cada gesto.
Uno, cuando lleva años haciendo lo mismo, ya casi descansa en el trabajo. Es como el torero: el esfuerzo lo hace el toro. El tiene que quedarse quieto y dejar que sea el toro el que vaya pasando, una y otra vez junto a su taleguilla. Lo importante y lo serio es ponerse delante del toro y mantener ante él la compostura y la gallardía. Unos días estará uno más artista y se gustará más y hasta cargará la suerte, recreándose en ella, otros días, simplemente estará en el sitio, pero con verdad.
El esfuerzo que requiere cada pequeño acto es mínimo. Lo esforzado, lo que puede sostener el peso de una vida profesional, como en el Golden Gate, es la coherencia, la alineación de todos los pequeños actos en una trayectoria que represente los propios valores profesionales. Los valores resultan de la suma.
Lo importante es la perseverancia en el pequeño gesto, en la voluntad de afinar y mejorar en cada acto. Dar solidez a cada acto individual, para que resista la prueba de nuestros valores. Hacerlo bien -hacerlo mejor- cada vez. Sin desanimarse. Y permanecer tranquilo, incluso descansado, relajadamente asentado en mi puesto.

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